La ley del Dharma es un concepto sánscrito que significa «propósito en la vida» y, según esta ley, vivimos para cumplir un propósito, una misión de acuerdo con nuestro talento único e innato.
Dharma es en la religión hinduista cualquier comportamiento o acción que permita a la persona alcanzar la felicidad y la satisfacción en su vida. Me apetecía mucho hablaros de todo esto, de mi búsqueda hacia ese camino de realización, tanto en lo profesional como en lo personal. Para poneros en antecedentes biográficos, hay cinco hechos que han cambiado mi forma de ser y sentir el mundo que habito.
1. Hace justo ahora diez años, obtengo una beca en comercio internacional y me voy doce meses a trabajar a Nueva Delhi, India.
Desde el primer día siento que pertenezco a ese extraordinario lugar. Que aunque no entienda nada de nada, no me es ajeno; he estado antes allí.
¡Por fin un lugar donde se habla de energía! ¡Por fin lugar tan intenso como yo!
Doce meses en los que exprimí y disfruté cada día al máximo. Siempre acompañada de mi cámara de fotos, que me enseñó a hacerme mil preguntas y a observar muy atentamente aquel mundo para intentar encontrar respuestas.
2. Hace siete años, en plena crisis económica, dejé un trabajo bueno y estable en una multinacional para dedicarme a lo que hasta el momento me había hecho sentir más viva y feliz: la fotografía.
Un giro de 360º, radical y necesario, que ahora visto con perspectiva, estaba escrito somehow, somewhere. Ya que estaba viviendo una vida que no me pertenecía y una voz dentro de mí lo sabía. Así que decidí escucharme.
Esa decisión lo cambió todo. El trabajo, desde entonces en La Cámara Roja, se había convertido en ilusión y amor, en crecimiento continuo.
Había pasado de ser una trabajadora por cuenta ajena (o una sicaria, como yo solía decir), a emprender y entregarme a un proyecto en el que creía y por el que estaba dispuesta a todo.
Con mucha más actitud que conocimientos técnicos fui aprendiendo día a día los interrogantes de un oficio maravilloso. Siempre recordaré la experiencia de la primera fotografía por la que alguien me pagaba. Era una fotico carnet, pero recuerdo perfectamente esa sensación realmente maravillosa 🙂 estaba pasando… ¡Me pagaban por hacer fotos! Jijiji
Fotografía de David de Flores @david.deflores
3. Hace tres años y medio fui mamá y también ahí cambiaron muchas cosas para siempre dentro de mí.
Recuerdo a una amiga decirme que la maternidad te enraizaba, que te salían unas raíces enormes que te unían a la tierra, a nuestra madre tierra. Y algo así debió de ocurrirme a mí. Aunque además de raíces ¡me salieron alas!
Considero que ser mamá es una experiencia transformadora, que te va cambiando desde el primer día que sabes que esperas un bebé, y así cada día.
Pero fue la experiencia del parto la que supuso un definitivo antes y después. Sin yo poder preverlo, tras tener al pequeñín me convertí en una persona mucho más valiente y segura de mi misma. Lo que antes me aterraba, de repente ya no lo hacía. Mi propia percepción había cambiado, confiaba en mí y ahora tenía dos grandes alas. ¿Qué hacer con ellas?
Escribo sobre maternidad con mi pequeña Indira Margarita en el vientre, comenzando la semana 31, ya en el séptimo mes de embarazo. (Ya sabéis que a las embarazadas nos encanta hablar en semanas 🙂
Fotografía de David de Flores @david.deflores
4. Hace 3 ó 4 años el feminismo entró con muchísima fuerza en mi vida; había llegado para quedarse.
De repente las piezas del puzzle empezaban a encajar. Se desvelaba ante mí una gran verdad que había estado oculta durante toda una vida. Una enorme revolución, una liberación, ¡una gran fiesta! También una causa que defender con tu vida, con todo lo necesario.
Y esa navidad llegó Ladies Wine & Design Murcia, en el momento oportuno. Como un regalo enorme que abre una niña la mañana de reyes. Llegó Ladies y con ello cuatro pedazo de mujeres increíbles con las que emprendí un viaje que sabíamos necesario pero del que ignorábamos casi todo lo demás.
Recuerdo que en ese inicio sólo teníamos claro que había que pasar a la acción. #metoo
Fotografía de Marta Pina @soymartapina
5. Hace más de un año empiezo a meditar de forma regular, como quien se lava los dientes, a diario.
Por aquel entonces la maternidad y mi vida profesional estrechaban las coordenadas XY por momentos y desde fuera me veía como una malabarista con un montón de bolas en danza que alcanzaba a malas penas justo antes de estamparse contra el suelo: el peque, la empresa, ladies, la casa, la familia, las amistades… ¿algo de tiempo para mí? No Way josei!
No veía cómo salir de ese campo de fuerzas que me tiraban para lugares opuestos y que me hacían sentir muy frustrada ya que vivía con la sensación de no llegar a nada. O, mejor dicho, de no estar haciendo las cosas tan bien como sabía, debía y quería hacerlas.
Recuerdo vivir en un conflicto constante, ya que cuando estaba en el trabajo pensaba en que debía estar con mi bebé y viceversa. Siempre con la cabeza y el corazón dividido, y con un insomnio importante como resultado de todo esto.
Así que en octubre de 2019 comencé a meditar aconsejada por mi mamá que, una vez más, «me dio la vida». ¡GRACIAS MAMI!
Y gracias a la práctica constante de la meditación recuperé el equilibrio perdido, me reconcilié con el mundo. Y puedo decir que ahora soy mucho más consciente y más feliz; hecho que también afecta de forma muy positiva a las personas que me rodean.
Gracias a la meditación aprendí a estar presente y al 100% en lo que hago, ya sea escribir, hacer una sesión de fotos, visitar a mi abuela o meterme en la bañera y hacer pompas con mi pescaíto.
Aprendí a regular mis emociones, a escucharme y a observar mis pensamientos. Y aunque en noches como esta no consigo pegar ojo, meditar me ayuda a relajarme y reservar un tiempo para mí… Mente-Cuerpo-Espíritu
Fotografía de David de Flores @david.deflores
La verdad es que estoy encantada y considero que, al igual que con el feminismo, son dos caminos que acabo de comenzar a andar y de los que sé que tengo muchísimo que aprender, además de que me hacen mucho bien.
Lo cierto es que mientras escribo me doy cuenta de que para evitar así pasar muy por encima de cada «revelación», cada párrafo merece ser desarrollado de forma única. Pero mi intención, lo prometo, es crear un texto ligero, de esos que te da gusto leer mientras esperas el bus o en el wc 🙂 Así que no sé, tal vez lo desarrolle en un futuro, tal vez no. He de reconocer que aún me cuesta escribir de cosas tan personales 🙂
Y bueno, saltándome muchas cosas por el camino, todo esto me lleva al día de hoy, a la ley del Dharma y a este post del que yo pensaba que hablaría de algo muy distinto, pero salió así, no lo pude evitar.
Me gustaría pediros que si no lo habéis hecho aún, os planteaseis cuál es vuestro Dharma, cuál es vuestro propósito en esta vida.
Yo es algo que pienso de forma recurrente ya que llevo un tiempo queriendo avanzar y dar nuevos giros, en busca de ese equilibrio espiritual y esa «misión vital»
Y creo que esto es como ir en espiral, acercándote al núcleo de la cuestión, a tu verdad. Y especialmente nosotras, como seres intuitivos, si estamos atentas a la señales, si nos cuestionamos y escuchamos. Estoy segura de que dejándonos llevar por toda esta información, estaremos cada vez más cerca de nuestro Dharma.
Para conocer tu propósito es importante conocerte a ti misma, tus pasiones, lo que te quita el sueño, lo que hace que tu corazón lata con fuerza.
Haciendo un ejercicio personal en voz alta con vosotras, lo que a mí más me flipa en este mundo es: el amor entre personas, la maternidad, el parto y la lactancia, la fuerza y libertad que emana del feminismo, la amistad entre mujeres, la luz, la fotografía, la meditación, escribir, una buena historia, el noble amor a una causa, las personas inspiradoras y valientes, las mujeres, especialmente las mujeres.
¿Y qué hago con todo esto? ¿Un refrito y sale mi ley del Dharma?
Bueno, a día de hoy creo que no ando muy lejos y que mi propósito in Life es contar historias de amor, a través de la fotografía y también con palabras.
Es algo que me gusta, se me da bien y además creo que puede inspirar a otras personas a agudizar la vista y ver la belleza que nos rodea constantemente.
Historias de amor. Me da igual que sean entre dos personas, una madre y su criatura, un proyecto vital como lo es tu profesión o tu familia. ¡Hay amor en tantos sitios!
Pero al igual que le pedí al universo una pequeña Indira Margarita, ahora con la misma seguridad os cuento que quiero contar historias de amor en las que las protagonistas seáis vosotras, las mujeres. Mujeres valientes que quieran compartir el amor que sienten por lo que creen y estén dispuestas a inspirar con él al mundo entero.
Quiero, con mi energía y trabajo narrar visualmente ese sentimiento tan puro que tenéis por lo que amáis. Creando algo así como una cadena de amor e inspiración entre mujeres.
Quiero recorrer con vosotras ese camino en el que intercambiemos confesiones, silencios y aprendizajes que nos hagan crecer a ambas.
Y la Luz de un atardecer.
Por fin sé lo que quiero hacer o, mejor dicho, por fin me atrevo a decirlo al mundo – ya que es algo que bulle en mi interior desde hace mucho.
Y aquí os cuento que comienzo un proyecto llamado AKELARRE, un proyecto de retrato que da forma a todos los sentimientos de los que os he hablado.
Pero eso si que ya es otro post. Pronto espero haceos partícipes de este maravilloso encuentro de brujas.
Mientras toca seguir escuchándonos, guiadas por la intuición y la pasión, ya que seguro nuestro Dharma espera paciente y alegre ser descubierto.