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Jóvenes, formadas, con inquietud e iniciativa. Con esos ingredientes (y más), Eva y Marta Yarza han conseguido que su estudio Yarza Twins destaque en el panorama londinense. Y todo empezó salvando un edificio.

Trabajan en Londres. Diseñan para grandes marcas. Ganan premios, les hacen entrevistas desde casi cualquier parte del mundo. Cuando Eva y Marta diseñaron un proyecto para rehabilitar la antigua panificadora de Vigo lo hicieron, nunca mejor dicho, por amor al arte. Quién les iba a decir que un edificio abandonado de su ciudad natal acabaría llevándolas a colaborar con Mika, Smirnoff, Adidas… Y, sobre todo, a ser un ejemplo para las diseñadoras españolas. “Te tienes que poner tus propias metas”, dice Eva. Ojalá sus diseños tan arriesgados, modernos y personales les lleven a cumplir las suyas.

Entre los artistas se escucha mucho eso de que les viene de familia. ¿Y a vosotras? ¿Hay alguien en vuestra familia que se dedicara a las artes?

Eva: Un tío de nuestra madre era escultor y otro escritor, pero solo eso. Sí es cierto que nuestros padres tienen pasión por el arte y les encanta dibujar, pero no lo hacen profesionalmente.

Marta: Desde pequeñas nos gustó mucho el arte a las dos y nuestros padres nos lo fomentaron, así que tuvimos bastante suerte. Eva estudió Bellas Artes, pero yo estudié Arquitectura Técnica en Madrid y hasta que no la terminé no me di cuenta de que quería dedicarme a algo artístico.

¿Guardáis algún referente de vuestra infancia que os siga inspirando en lo que hacéis hoy? 

M: Nos inspira el arte clásico, cuadros como los que te puedes encontrar en el Prado o algunos modernos en el Reina Sofía, como de Dalí o Picasso. Conforme hemos crecido, nos han interesado artistas más modernos como Warhol o Yayoi Kusama. 

E: Para hacer cosas en las artes te tiene que apasionar ver lo que hace otra gente, coger ideas… esa es la clave.

Ambas estudiasteis el mismo máster en Comunicación y Diseño en la Saint Martins de Londres ¿Qué os ha dado la formación internacional de extra? 

E: Yo no me había ido de Erasmus y quería tener esa experiencia, por eso salí fuera. Si he sacado algo de estudiar en Saint Martins es que te abrían la mente. En la universidad en Madrid te hacen hacer las cosas bien, te dicen lo que es la tipografía, el color… pero cuando vas a Saint Martins te dicen “a ver, dime cuál es tu proyecto y me lo traes terminado y ya te diré la nota”. Es mucho más estresante, pero todo depende de ti y eso te hace ser autosuficiente. También conocimos a gente muy guay que ahora son diseñadores por todo el mundo. Está muy bien tener la base de la educación española cuando estás empezando, pero también está bien tener libertad.

M: En Saint Martins, además, podíamos colaborar con diseñadores de moda, escultores… era muy fácil encontrar profesionales con los que colaborar, tú inspirabas a esa persona y esa persona a ti, y era un intercambio muy interesante.

En una ciudad como Londres, con tanta competencia, que te abruma de alguna manera… ¿qué pasos seguisteis para conseguir destacar? ¿Teníais un plan o fue surgiendo poco a poco?

E: Creo que fue un crecimiento orgánico, poco a poco. Lo que siempre hicimos fueron proyectos personales y al publicarlos fue cuando empezó a crecer nuestro nombre. Pero al principio trabajábamos en restaurantes y en tiendas porque no conseguíamos becas. Luego conseguimos trabajos en estudios, pero no fue fácil al principio. Lo importante es publicar online tus proyectos y tener mucha autocrítica.

M: Nos dio un empujón dos cosas. Una que Eva consiguió una beca para trabajar en el estudio de Stefan Sagmeister&Walsh en Nueva York, que fue el primer trabajo que consiguió en el mundo del diseño, y eso abre muchas puertas. Otro fue el proyecto de la panificadora de Vigo, que empezó a ser publicado en muchos blogs y gracias a eso tuvimos repercusión en los medios de comunicación de diseño, y de ahí vinieron los primeros clientes.

¿Cómo fue la historia de la panificadora? Creo que hicisteis el proyecto sin que os lo encargaran, ¿verdad?

M: Sí. Nosotras somos de Vigo, una ciudad de pasado industrial que no destaca por su arquitectura, que creció en los años 60. Además, derribaron algunos de los edificios más bonitos. La panificadora es una antigua fábrica de pan muy grande en el centro de Vigo con vistas al mar, junto al ayuntamiento… una zona perfecta. Cuando teníamos 18 años la iban a tirar para hacer pisos de lujo, e hicimos una campaña para salvar el edificio titulada ‘Salvar la panificadora’. Conseguimos recaudar 5.000 firmas que, junto con otros colectivos, hicieron que el edificio se protegiera.

E: Hicimos un blog con un diseño horrible porque aún no habíamos estudiado diseño… (risas)

M: Sí, ni siquiera sabíamos lo que era el diseño. Solo sabíamos que nos importaba el patrimonio de nuestra ciudad y queríamos que se conservase. Conseguimos que se salvara la panificadora y nos fuimos a Madrid a estudiar y luego a Londres. Pasaron 8 años y la panificadora seguía salvada, pero en estado de abandono. Había un papel que decía que no se podía demoler, pero nadie hacía nada por ella. Entonces, Eva y yo estábamos pensando en hacer un proyecto ficticio de branding y decidimos hacerlo de la panificadora. Dijimos “vamos a imaginar que es un museo”, y lo sacamos en Behance sin ninguna pretensión ni nada, y empezó a salir en todas las revistas de diseño. Nos hicieron entrevistas para medios de Australia, China, Francia, EE.UU…. Llegó a la prensa local de Vigo y el Ayuntamiento decidió dedicar fondos para expropiar el edificio a los dueños originales. Finalmente el año que viene van a salvarla de verdad, hay un proyecto firmado y van a convertirla en una escuela de cocina, un mirador, unas salas de talleres… siempre decimos en las charlas que nosotras salvamos la panificadora, pero la panificadora nos salvó también a nosotras, porque nos abrió las puertas para poder fundar nuestro propio estudio.

Esa iniciativa que tuvisteis para hacer algo sin pensar que llegase a nada, ¿creéis que es esencial en trabajos creativos? 

M: Sí.

E: Sí. Por ejemplo, una vez queríamos hacer una tipografía para practicar y entre tipografías antiguas encontramos un estilo muy extraño que nos gustó, así que digitalizamos una tipografía y la publicamos y la vendimos en nuestra web. Luego vino Fórmula E y compró los derechos de imagen de la tipografía para que fuera su tipografía oficial, así que otro proyecto personal se convirtió en profesional. Cuando no tienes clientes, te tienes que poner tus propias metas, y no tiene que ser hacer una película de una hora. Puede ser una tipografía, un pequeño proyecto de marca… ahora que estamos en crisis, ayudar a algún pequeño negocio local con su branding

M: Un día, por ejemplo, quisimos hacer un anuncio para American Apparel que nunca nos contestaron ni fue aceptado, pero ese proyecto nos dio paso a trabajar con Smirnoff, HP y Vice y otros clientes más. Nos abrió muchas puertas. Así que sí, es muy importante.

¿Cuál fue ese proyecto de un cliente grande en el que dijisteis “hemos dado un salto”’?

E: Creo que el de HP. Querían imprimir nuevas etiquetas para las botellas de Smirnoff y cada botella tenía que ser diferente, e intentamos hacer lo posible para que los dibujos, colores, patterns… fueran diferentes entre ellos. Fue muy emocionante.

M: Sí, además nos llevaron a Los Ángeles, Barcelona, Cannes… fue el primer gran proyecto en el que dijimos “¡guau!”. Hasta te llevan a sitios, que es raro que en estos proyectos te lleven de viaje (risas).

Tenéis diferentes carreras. A la hora de trabajar, ¿cómo os compagináis? ¿Os ocupáis cada una de diferentes tareas?

E: Somos un pequeño estudio, entonces no podemos hacer una ilustración y la otra estrategia, por ejemplo, porque no podríamos acaparar todos los proyectos posibles, así que intentamos hacer un poco de todo las dos.

M: Sí, pero siempre estructurándolo. Nuestro estudio es bastante eficiente en la manera de trabajar y por eso funcionan los proyectos, porque no puedes estar “voy a probar esto”, “ahora lo otro”… eso está bien, pero hay veces en que tienes fechas que cumplir y necesitas ser rápida en poco tiempo.

Trabajáis con distintos sectores. ¿Qué proceso seguís para meteros en la esencia de ese sector o ese cliente para así poder hacer algo que se adapte a su identidad?

E: También colaboramos con otros equipos de estrategia, diseñadores web, etc. para que nos ayuden a entender un sector o un tipo de negocio. Nosotras creamos un concepto para toda la marca y luego la imagen, pero siempre tienes que tener un concepto y una idea detrás y un porqué, entonces es bueno hablar con profesionales del sector.

M: En esos proyectos tan grandes hay un gran equipo detrás, no eres tú sola enfrentándote a un dragón. Eso también te da confianza y sabes cuál es el rol de cada uno, algo que está muy bien.

¿Qué diferencias notáis a la hora de trabajar con una marca más pequeña a cuando trabajáis con una gran marca como Adidas o Smirnoff?

E: Siempre depende del cliente, no notas una diferencia clara entre marcas pequeñas y grandes, sino depende del cliente que te toca.

M: Hay clientes que te dan más libertad y otros menos. Es muy importante la comunicación con ellos, saber qué se esperan, si quieren darte libertad o no, y entonces ya trabajas según la manera que ellos quieran.

Aunque no os den tanta libertad, ¿hay una serie de líneas que definan vuestro estilo y que intentéis que identifiquen a todos vuestros trabajos?

M: Al ser un trabajo creativo, es inevitable. Pero a veces los clientes tienen una idea muy clara de lo que quieren, a la que tú sola no habrías llegado y te parece maravillosa. Eso te inspira a hacer algo diferente, así que hay un diálogo muy interesante.

E: No creo que tengamos un estilo de forma consciente. Al fin y al cabo, somos humanas y siempre pones algo tuyo.

M: Como decía Carson, tú puedes intentar hacer un proyecto diferente cada vez, pero al final siempre eres tú quien lo hace y es imposible no poner algo de ti.

Habéis trabajado en videoclips. ¿Qué tal es?

M: ¡Muy divertido!

E: Con Mika hicimos un lyric video y fue una experiencia muy buena. Además, Mika es muy majo y es un gusto trabajar con él. 

M: Hemos hecho varios, algunos para Solomon Grey y para Mika. Es muy divertido, porque tienes que expresar una idea a través de su música. Además, suelen ser muy majos los cantantes con los que hemos trabajado. Mika ha sido nuestro cliente también para animaciones para redes sociales y nos lo hemos pasado muy bien con ese proyecto.

¿Notáis que las diseñadoras no consiguen el mismo reconocimiento profesional? ¿Qué falla?

E: Según un dato de hace dos años, en el Reino Unido solo un 1% de los estudios creativos están fundados por mujeres. En mi experiencia, además de la diferencia salarial que existe, es que no se les da a las mujeres el mismo valor. Por ejemplo, te dan un puesto de diseñadora junior cuando haces el mismo trabajo que un senior, y las mujeres nunca están liderando, pero no es porque no valgan, sino porque los techos de cristal existen. Creo que poco a poco se está cambiando eso y es importante que mujeres y hombres se conciencien para que, al contratar, vean que una becaria tiene el mismo potencial que un becario para ser, por ejemplo, directora creativa. 

M: Lo de la diferencia salarial lo hemos vivido las dos, y la discriminación por ser mujeres para evolucionar en el trabajo, etcétera. Eso tiene que cambiar.

E: Yo les diría a todas que no desistan, porque esto va a cambiar poco a poco. Aún se escucha a gente que no está en el mundo del arte que se creen que no hay mujeres artistas, y eso es de una ignorancia brutal. De los artistas de hoy en día, los más emocionantes son mujeres, como Kusama, Marina Abramović…

M: Hay de todo, también hay chicos muy buenos. Lo que se busca es la igualdad.

E: Sí, desde luego, pero se ha silenciado mucho lo que hacemos, no se nos da mérito ninguno. Leí que el término “ser un genio” casi nunca se asocia a una mujer, y ¿cuántas mujeres científicas han descubierto cosas increíbles y no se las considera genios? El genio es Einstein y demás, que desde luego fueron genios, pero tuvieron apariciones en prensa etc. que inflaban el personaje.

M: A Einstein se le trataba como a una estrella, pero a una científica no. Se le nombra un poco y ya está, pero ella no es una estrella, no se le invita a los Óscar ni sale en todos los periódicos, porque no es sexy o guapa, y ya está.

Ilustración, branding, tipografías… De todos los palos que tocáis, ¿con cuál disfrutáis más?

E: A mí me gusta hacer de todo. Animación quizá no, pero bueno, las animaciones ahora nos las hacen otras personas.

M: A mí me gusta la variedad en los proyectos, no saber todos los días lo que vas a hacer, sino un día tener que hacer una etiqueta para un vino, mañana pensar una animación… me gustan los retos.

Tenéis varios premios, como el Pencil D&AD y el Premio Nacional de Diseño 2020 en la modalidad joven. ¿Qué suponen para vosotras? ¿Os han dado visibilidad?

E: Está bien ser reconocida porque tienes más presencia, pero tampoco le doy mucha importancia. 

M: Los premios están bien, porque te dan seriedad como estudio.

E: ¡Por intentarlo no pasa nada!

He leído en una entrevista que distéis para Vice que las diseñadoras y diseñadores españoles tienen muy buena fama fuera, ¿por qué? ¿Cuál es el elemento diferencial?

E: Creo que somos más valientes. Usamos muchos colores, creamos cosas formas más intrincadas, y eso creo que gusta fuera. El diseño inglés es más clásico, con cosas muy bien impresas, y los americanos son de arte moderno, pero los españoles sabemos coger un poco de todo. Hay muy buenos estudios en España.

M: Sí, somos más creativos y atrevidos. Somos un país con una gente con un talento increíble.

Habéis dado alguna masterclass. ¿Qué cualidades veis en las nuevas generaciones?

E: Es una generación que ha nacido con Internet, así que están mucho más conectados y les es más fácil conseguir lo que quieren, y eso tiene muchas ventajas. Además, son más atrevidos, así que creo que van a hacer cosas muy interesantes, ya están empezando a hacerlas.

M: Todos tienen que mostrar su personalidad y a la vez lo hacen de forma muy inteligente y muy internacional, porque sus referencias ya no son de un libro de la biblioteca, sino de lo que se está haciendo en Nueva York, o en Tokio, o donde les guste.

E: Si quieres hacer música, pues te bajas un programa de música y lo haces en casa. Antes no podíamos hacer eso.

¿Creéis que ser mujeres influye en cómo trabajáis, en cómo diseñáis? ¿O preferís que se os defina simplemente como profesionales?

E: Creo que lo que hay que valorar es el individuo.

M: Yo no tengo la experiencia de ser un hombre, no puedo cambiar el ser una mujer, pero creo como dice Eva, que depende de la persona.

¿En qué proyectos andáis metidas?

E: Estamos en mil cosas, sobre todo proyectos de diseño de marca de los que no podemos hablar mucho, y alguna cosa de vídeos digitales.

¿Os planteáis volver a España?

E: Yo en un futuro puede que sí, pero ahora mismo estoy aquí bien.

M: Yo sí me lo planteo. España es un país con mucha cultura, mucho potencial, ciudades maravillosas… y con una calidad de vida mucho más alta que la de Londres.

Entrevista de Silvia Nortes para Ladies, Wine & Design Murcia:
En mi currículum pone que soy licenciada en Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad. En realidad, solo me gusta escribir. Y aprender, claro. Si no aprendes, se te vuelan las ideas. En mi camino en busca de la plenitud profesional he trabajado en radio, comunicación y gabinetes de prensa. Aunque lo que más me hincha el orgullo es que ‘El País’, ‘El Mundo’ y ‘Vice’, entre otros, se hayan interesado en mis ideas. Como periodista ‘freelance’ soy una profesional de la insistencia hasta que consigo que me publiquen. Escribo desde España para ‘Index on Censorship’ y estoy preparando un libro. También me sale genial el guacamole.