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Mireia Campos es cercana, directa, fresca. Tres cualidades que plasma en Mireia Fields, su servicio de consultoría estratégica y creativa. Lo tenemos claro: Mireia es una escultora de marcas.

El día en que se sinceró con lo que era y lo que quería, su camino tomó el rumbo que tenía que tomar. Necesariamente. Porque Mireia, antes que cualquier cosa, respeta sus valores, sus tiempos y su forma de ver el proceso creativo. “Ser freelancer se ha convertido en mi estilo de vida”, dice. Una vida en la que, poco a poco, ha ganado libertad y poder de decisión. Gracias a eso, su trabajo es un espejo de su personalidad. Y, a nosotras, nos encanta.

¿Por qué decidiste dar el gran paso de hacerte freelancer?

Hay dos grandes razones. La primera es que yo no me sentía cómoda en las dinámicas de agencia. El hecho de tener que trabajar para clientes con los que mis valores chocaban, o en proyectos que no me motivaban, no me parecían retadores o no iban conmigo. Así que había un choque con mis valores, y también con el estilo de vida que quería llevar. Yo no podía ni siquiera planear ir al cine para las 8:30 de la tarde. Todo ello chocaba con la vida que yo quería llevar. 

Por otro lado, soy un perfil muy híbrido. En su momento estudié Publicidad y en el último año me fui a hacer Realización Audiovisual a Argentina. Luego estuve un año en Inglaterra y después, en Barcelona, hice un curso especializado en Dirección de Arte. Cuando entré a trabajar en agencia yo era arte, pero me di cuenta de que mi parte artística y plástica la quería mantener para mí, como una forma de evadirme, pero que en mi trabajo prefería ser copy. Entonces, di el salto.

Pero en el día a día no conseguía discernir, saber hasta dónde llegaba mi conocimiento, la parcela en la que podía opinar, dónde estaba yo en el proceso… y, por el tipo de agencias en las que he estado, que eran multinacionales, los perfiles estaban muy acotados. En los diferentes sitios donde estuve me di cuenta de que, estando solo en redacción, me aburría. Me aburría hacer todos los días lo mismo.

Así que, cuando acabé en Thompson, me dije “¿qué hago?”. No tenía planes, solo sabía que algo no cuadraba, así que di el salto a freelancer, pero no con convicción, sino por probar. Me salió un cliente y, una vez lo probé, se convirtió en mi estilo de vida, en mi manera de ver el mundo, de ver mi día a día, con qué tipo de proyectos y personas me relaciono… Generalmente, llevo muy mal tener que relacionarme con alguien que no me creo, que me quiera imponer sus pensamientos.

Desde entonces, llevo más de cuatro años como freelancer, en los que el camino no ha sido recto, sino que he ido probando. Como ya no tenía claro que quisiera ser solo redactora, tenía que buscar cuál quería que fuera mi papel, así que di servicios de consultoría creativa y de comunicación, llevé redes sociales, trabajé mucho con Playground y en los últimos dos años me he dado cuenta de que no solo me gusta todo lo que ya sabía que me gustaba, sino que la parcela de la estrategia me encanta. 

Así que ahora me dedico a dar servicios de consultoría estratégica y creativa, y además, al venir de donde vengo, también puedo hacer un naming, un claim, los textos de la web… pero lo que disfruto es el proceso de conceptualización de la marca, cómo habla, cómo se mueve.

Se aprende un montón siendo freelancer, ¿verdad?

Sí, he notado que la curva de aprendizaje es muy rápida. Te relacionas con muchos tipos de persona diferentes y con muchas formas de proceder. En agencia estás con el mismo equipo durante años, y muchas veces con los mismos clientes. Hay agencias que te contratan para un cliente únicamente, algo que pasa con cuentas muy grandes como Nike, Burger King… y eso me parece agotador y monótono.

Hay profesionales que empiezan trabajando por su cuenta desde el principio. Otros, empiezan en agencias y después dan el salto. ¿Qué crees que es más recomendable?

Creo que no hay una fórmula, cada uno lo siente en el momento en que lo tiene que hacer, pero creo que depende mucho del perfil que seas. Si te dedicas a la ilustración, motion graphics, postproducción… estos perfiles sí pueden ser freelancers desde un principio, porque puedes compaginar los proyectos, puedes llevar algunos por tu cuenta y llevar otros para una empresa… puedes elegir tu relación con tus clientes y, por tanto, tu manera de aprender.

Así que sí creo que para algunos perfiles es más fácil, pero no diría que hay una manera perfecta de hacerlo. Creo que nace de dentro. 

En mi caso, además de los contactos que tenía por mi trabajo anterior en agencias, los primeros tres años colaboré en proyectos que tenían un objetivo social y no había un lucro económico. Eso me permitió tener más contactos todavía, porque las personas que habían oído hablar de mí me pudieron conocer en el trabajo, y fueron esas personas quienes empezaron a recomendarme y traerme mis primeros clientes. 

Estaba aportando mi granito de arena y además me llevaba contactos por mi manera de trabajar.

Estrategia, identidad verbal, gestión de proyectos… Tocas muchos palos, ¿cómo te defines a la hora de venderte?

Ahora lo tengo claro, pero lo cierto es que no siempre fue así. Aún así, nunca dejé que se notase. De puertas para fuera, yo era una única cosa. Después, en las reuniones, el cliente veía que tenía un bagaje más grande y podía darle servicios 360º, pero fui muy estricta conmigo misma para que no se notase desde fuera.

Está bien saber cuál es tu punto fuerte o qué quieres explorar para centrarte en eso al venderte. Todavía estamos en una sociedad en la que, si se te dan bien varias cosas, parece que en realidad no se te da bien ninguna. Tenemos que ser conscientes de esto y basar nuestra presentación en el punto fuerte de nuestro perfil. Después, también puedes decir que, además, tienes nociones de otras cosas.  

Hay que entender del 0 al 100 a qué nivel estás con cada cosa y poner todo en su lugar. No por saber de diferentes temas tienes que ser todo eso, muchas veces es pensar en cómo distribuirlo.

La manera de hablar de una marca es fundamental. ¿Cómo trabajas la identidad verbal?

Depende del tipo de encargo. Una cosa es un naming, otra un eslogan… 

Pero, en la identidad verbal, todo nace de cómo son las personas que hay detrás de una marca. Tú no te inventas nada, tú lo descubres. Por ejemplo, en uno de mis últimos proyectos para una productora audiovisual de Valencia que se llama ICÒNIC, detecté que, aunque su naming es muy grandilocuente, al hablar con ellos son gente muy cercana, amable, con un lenguaje muy normal… así que el eslogan tenía que rebajar varios peldaños esta grandilocuencia y representar su personalidad.

En el enfoque creativo, terminé descubriendo que algo icónico, por mucho que pensemos que es algo único e inalcanzable, es icónico porque ha sido repetido por mucha gente, porque muchas personas lo han identificado como algo guay. Así que al final lo bajé a “common works best”. Lo común, lo que compartimos, siempre prevalece y siempre es mejor. En este caso, esta identidad verbal venía de la personalidad de las personas que había detrás y de la idea de marca que se creó.

¿Con qué tipo de profesionales colaboras en tus proyectos? ¿Cómo trabajáis juntos?

Depende del proyecto. Ahora trabajo mucho con mi dupla Arlet, y juntas formamos Issa Tandem. Tenemos proyectos que van desde contenido fotográfico para redes sociales, la dirección de una revista hasta la creación del universo de una nueva artista… En estos casos, trabajamos con una persona que lleva foto, otra estilismo, otra dirección… así que la manera de trabajar es como en cualquier lugar donde se forma un equipo y, en este caso, nosotras llevamos la dirección creativa y el Project Management. 

A la vez, siempre estoy pendiente de Instagram y de gente cuyo trabajo me gusta. Me muevo en un mundo en que la mayoría de mis amigos se dedican a la creatividad y siempre sé con quién contar, pero cuando no, siempre está Instagram, donde puedo ver los perfiles de los profesionales. Sobre todo con Issa Tandem he tenido reuniones para conocer a la persona que nos ha gustado, su manera de trabajar, su tarifa… y saber si en algún momento podemos trabajar juntos.

En tus “mandamientos de la brand performance” mencionas que la marca debe posicionarse socialmente. ¿Piden cada vez más los consumidores que las marcas sean actores de cambio?

Estamos destrozando el planeta, y ni como consumidores ni como empresas o instituciones podemos hacer como si no existiese. Si las marcas no se posicionan tanto en el cambio climático, el machismo o diferentes tipos de violencia social, esas marcas no formarán parte de la sociedad, no serán relevantes y la gente no les comprará.

La relación entre el negocio y responsabilidad social no es imposible. Solo se trata de que los altos cargos, en vez de cobrar tres millones de euros al año, cobren dos.

A nivel profesional, uno de los problemas que tenía antes era el choque de valores, y eso lo tengo muy en cuenta y trato de cuidarlo muchísimo. No me llama la atención trabajar para marcas tipo Burger King, Glovo… Lo que me gusta es que casen con mis valores como persona.

Y hay una cosa más: el tono de comunicación. Yo me siento muy cómoda en lo reivindicativo, lo cercano, lo social… un tono fresco e irreverente que me va muy bien para el tipo de marcas con las que trabajo. Eso te lo permite ser freelancer. Si estás en un estudio trabajas para cualquier marca, pero si eres freelancer puedes conseguir que tu personalidad profesional sea la misma que la personal. Intento que, a través de mi trabajo, se vea qué persona soy, posicionarme a nivel marca, porque así no me vendrán ciertos clientes con los que no voy a estar a gusto trabajando porque tienen otra mentalidad.

Uno de nuestros miedos como creadoras es el bloqueo creativo. ¿Cómo lo gestionas tú?

Esto depende de los deadlines que tengas por delante. Hay veces que estás súper cansada, pero tienes que seguir. Si te puedes permitir diez minutos de salir a pasear, pues ya es algo. En cada momento te viene bien una cosa. Puede ser una ducha, salir a pasear, bajar a por un café… Pero creo que no hay una manera de desbloquearte, porque en el fondo a cada persona le llega por una razón. Puede ser el cansancio, por trabajar con el mismo tipo de proyectos siempre, por asuntos personales…

Diría que no nos presionemos tanto. Esta necesidad de ser súper productivos, estar siempre a tope… a veces cuesta soltarla. Por ejemplo, yo me siento mal si le digo a un cliente que no puedo tener algo en los plazos que quiere.

En momentos de crisis como el actual, da la sensación de que en lo primero que recortan las marcas es en contenidos y branding. ¿Crees que este tipo de trabajo está poco valorado?

Les diría a los profesionales que se dedican a esto que no vayan a las empresas donde no les van a valorar. A corto plazo, esto es lo que hay. Sigue habiendo empresas que piensan que tienen que recortar en branding y comunicación, así que no vayamos a esas empresas, porque va a ser darse golpes contra una pared. No sé por cuántos años esto seguirá siendo así, pero sí que es cierto que también hay empresas que saben que es el momento de invertir en esto, porque luego saldrán reforzadas de la crisis.

Hablas mucho de sentirse libre a la hora de trabajar para trabajar mejor. ¿Tú ya te sientes libre? ¿Cómo ha sido el camino hasta conseguirlo?

Al principio, trabajé muchísimo por muy poco. Para sumar un sueldo decente tenía que trabajar mucho más que ahora, pero poco a poco vas consiguiendo encauzar la balanza entre lo que te da dinero y lo que te hace levantarte por la mañana con ganas de ponerte con un proyecto.

Tenemos que tener claro que estamos trabajando, tampoco es cuestión de disfrutar muchísimo de todos los proyectos y que te paguen genial en todos. Esto les pasa a pocas personas que están a un nivel muy alto, pero no suele ser así.

Yo diferencio los proyectos que me pagan el alquiler y la compra en el supermercado de los que me pagan el hambre creativa y estratégica. En esta situación, tienes que encontrar tu libertad, tu poder de decisión. Al principio puedes decidir menos, porque necesitas ese dinero, pero sabes que en cuanto puedas irás quitándote cosas y poniéndote en valor. Al ser freelancer, eres la única persona que puede poner en valor tu trabajo. Tienes que tener un plan para ir ganando libertad. Al principio pringas mucho, pero después viene la recompensa.

Por ejemplo, ahora estoy haciendo un máster de Gestión de Marca Estratégica y Creativa, porque quería tener una formación específica para estar muy al día, y para que el precio hora o precio por proyecto esté muy justificado. Al final, tú eres tu propia empresa y tienes que estar siempre pensando en tu estrategia de negocio, qué va a hacer que crezca tu negocio, qué le va a dar más confianza al cliente para que pague más por tu trabajo.

¿En qué estás ahora y qué planes de futuro tienes?

Estoy codirigiendo el curso New Born Account Manager en la escuela Zinkproject de Madrid. La escuela tenía antes cursos de cuentas, y una compañera y yo le hemos dado la vuelta para hablar de gestión de cuentas y proyectos para diferentes tipos de empresa. No solo para una agencia de publicidad, que hace diez años era prácticamente el único lugar a donde ir, sino también para startups, marcas, eventos, medios de comunicación, discográficas… Vamos a lanzar inscripciones para la segunda edición, que será en octubre. Ya hemos abierto inscripciones para la segunda edición, que será en octubre. Las personas interesadas pueden inscribirse escribiéndonos a accountmanager@zinkproject.com 

También estoy dando servicios de consultoría estratégica y creativa a la cooperativa Consum para reforzar su presencia de marca en Cataluña, y acabamos de lanzar el proyecto Ració Doble, unos podcasts con la presentadora Bibiana Ballbè.
Siento que estoy en mi mejor momento. Así que al futuro solo le pido nuevos retos.

Entrevista de Silvia Nortes para Ladies, Wine & Design Murcia:
En mi currículum pone que soy licenciada en Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad. En realidad, solo me gusta escribir. Y aprender, claro. Si no aprendes, se te vuelan las ideas. En mi camino en busca de la plenitud profesional he trabajado en radio, comunicación y gabinetes de prensa. Aunque lo que más me hincha el orgullo es que ‘El País’, ‘El Mundo’ y ‘Vice’, entre otros, se hayan interesado en mis ideas. Como periodista ‘freelance’ soy una profesional de la insistencia hasta que consigo que me publiquen. Escribo desde España para ‘Index on Censorship’ y estoy preparando un libro. También me sale genial el guacamole.