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Así de clara tiene María Lamuy la relevancia del diseño en nuestras vidas. Una convicción que se plasma en sus trabajos. Anclados en el poder comunicativo de la imagen, son exquisitos no sólo en lo estético, sino también en su compromiso social.

Cuando alguien utiliza la expresión «evaluación heurística» puede ser síntoma de dos cosas: que quiera parecer inteligente sin serlo demasiado o que sepa tanto de lo suyo que diga esas palabras de la forma más natural. Con María pasa lo segundo. Esta diseñadora gráfica y digital especializada en Dirección de Arte ha trabajado para la industria nocturna, para centros culturales como el Instituto Cervantes e incluso para el Encuentro Internacional Feminista de 2023. Con su proyecto ‘Madrid me mata’ consiguió visibilizar los delitos de odio sobre personas y grupos minorizados. Ahí es nada. No sabemos qué será lo próximo, pero pensamos estar muy atentas.

¿Cómo llegaste a ser ‘freelance’? ¿Fue una decisión premeditada o las circunstancias te llevaron a serlo?

Yo diría que no fue una decisión premeditada sino que, sobre todo, influyó la crisis económica de 2008. Hasta entonces, yo había trabajado en diversas agencias y empresas, y con ese momento de gran parón fue cuando empecé a trabajar como ‘freelance’.

Como tú, muchas de nuestras entrevistadas se dedican a varias ramas: ilustración, ‘branding’, multimedia, ‘print’… En este mundo, ¿ser multitarea o morir?

Creo que depende mucho de tus preferencias personales, metas profesionales y clientes.

Yo acabé siendo ‘freelance’ por la crisis económica, así que para mí lo más fácil en ese momento era empezar a tener clientes del mundo de la música y la industria nocturna. Era un momento difícil y precario, porque había mucha competencia. Supongo que, de alguna manera, eso me llevó a buscar posicionarme haciendo diseños muy ‘manuales’ (imágenes y tipografías con objetos, diseños muy ‘artesanos’, etc.) y a nivel personal eso me llevó a poder experimentar en diferentes medios: audiovisual, fotografía, ilustración… 

En lo personal fue una etapa muy gratificante, porque cada encargo era diferente y suponía nuevos retos. Se lo recomendaría a cualquier persona como experiencia, aunque posiblemente sea más rentable económicamente especializarse para poder encontrar un nicho de mercado más estable.

¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Eres metódica o caótica?

Yo soy muy caótica y mis procesos también, aunque sigo algunas pautas e incluso tengo algunas técnicas para forzar o hacer más rápidos determinados procesos en un balance entre caos y orden.

Los pasos que sigo implican recopilar toda la información posible, analizar datos gráficos o de documentación para encontrar conceptos e ideas con un enfoque distinto, o que conecte 

Como procesos generales que hago de manera individual también hago uso de metodologías creativas clásicas como análisis morfológicos, analogías, biónica, mapas mentales… y, últimamente, para temas de ​​‘branding’ y otros más complejos utilizo metodologías que vienen del UX, como ‘design thinking’, preguntas a usuarios, test A-B y evaluación heurística.

Nos gusta mucho tu colaboración con el Instituto Cervantes en la exposición ‘Arquitectura y Feminismo. Sin principio ni fin’. ¿Qué papel juega la arquitectura en la manera en que las mujeres habitan las ciudades?

Esta exposición está comisariada por Semíramis González y, desde hace más de dos años, se encuentra iterando por sedes del Instituto Cervantes de todo el mundo. Se ha podido ver en ciudades como Porto Alegre, Río de Janeiro, Brasilia, Viena o Praga, y en las obras presentes se abordan los espacios como lugares de significado específico para las mujeres. 

Por ejemplo, cómo son los espacios del hogar ante las maternidades y los cuidados o, en el caso de las ciudades, cómo las ocupan las mujeres. En el caso de Porto Alegre se llevó a cabo una acción feminista en el contexto de la exposición en una de las calles menos seguras y más transitadas por mujeres cuando van y vuelven del trabajo, con un colectivo de la ciudad, Coletivo Turba, que pusieron música y trataron de re-significar el espacio. 

Como diseñadora de toda la imagen de esta exposición me gustaba jugar con esa idea que decía la arquitecta brasileña Lina Bo Bardi, la posibilidad de que no todo sea lineal, sino infinito. Eso he tratado de plasmar en los colores y todo el diseño.

Más allá de la cultura o el ‘marketing’, ¿por qué es importante el diseño en nuestra vida diaria?

El diseño influye en casi todos los aspectos de nuestra vida diaria, desde los objetos que usamos hasta los espacios en los que vivimos y trabajamos.

Un diseño bien concebido no sólo interviene en la calidad de nuestra vida, sino que va más allá de la estética y la funcionalidad; también tiene el poder de promover la justicia, la inclusión y la accesibilidad para todas las personas, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más equitativa y diversa.

¿Estamos viviendo la edad dorada de la tipografía?

En mi perspectiva, la tipografía ha experimentado una constante era dorada. Durante mis años de estudio, figuras como David Carson (Ray Gun) y Neville Brody dominaban una escena en la que la tipografía era un elemento muy relevante y apreciado. Para mí, siempre ha representado un elemento fundamental en el diseño.

Actualmente, se están realizando importantes esfuerzos para rescatar y preservar la cartelería urbana y las tipografías históricas, como por ejemplo la iniciativa Red Ibérica en Defensa del Patrimonio Gráfico y Paco Graco. La restauración de letreros y carteles antiguos está experimentando un renacimiento, siendo reconocidos como obras artísticas y únicas. También se aprecian cada vez más la rotulación, la caligrafía y otras técnicas manuales.

Sin embargo, quizás el ámbito con mayor homogeneización y menor diversidad tipográfica sea el de la web y las aplicaciones, debido a la prevalencia y facilidad de uso de las tipografías de Google y otros catálogos similares.

¿Cuáles dirías que fueron los logros más importantes que conseguiste con ‘Madrid me mata’?

Desde mi punto de vista, el proyecto ‘Madrid me mata’ es un ejemplo interesante de caso de estudio porque, a partir de un coste económico no elevado, se consigue un gran impacto social y de comunicación.  

‘Madrid me mata’ contribuyó a centrar el debate de los delitos de odio sobre personas y grupos minorizados sobre los que no se suele poner el foco. Para mí, este es uno de esos logros importantes del proyecto. Trajo al debate público la cuestión de la violencia contra determinadas personas, demostrando que un proyecto cultural puede ser una vía para abordarlo y pensarlo. Y no sólo en España, porque ese mismo año el proyecto se replicó en Honduras con un taller en Centro Cultural de España en Tegucigalpa.

Por otro lado, cada una de las historias que se relatan en el proyecto tienen su intrahistoria, y compartir eso ha sido muy gratificante. Los amigos de Isaac López (el rapero Little Kinki) posaron con su retrato y su postal, Ángeles Blanco, una de las chicas lesbianas agredidas, volvió al Orgullo después de su agresión… Poder estar presente de alguna manera en estos procesos de reparación creo que es una de las cosas más importantes de ‘Madrid me mata’.

¿Una imagen vale más que mil palabras?

¡Claro! Aprendemos a ver antes que a leer, no hay que menospreciar el poder comunicativo de cualquier imagen.

Mirando atrás, de todo lo que estudiaste, ¿qué dirías que te ha servido más en tu profesión?

De mis estudios de artes aplicadas y gráfica publicitaria creo que las asignaturas que más me han servido en mi trabajo actual han sido Metodología de la Creatividad y Caligrafía, esta última con el calígrafo Keith Adams.

Mi posgrado de Dirección de Arte con el estudio Toormix me ha servido en cuanto a procesos de conceptualización y aplicación de conceptos.

Viviste los principios de las redes sociales en plataformas como Fotolog o MySpace. ¿Miras a aquella forma de comunicarnos con cierta nostalgia? ¿Qué tenían entonces las RRSS que ahora hayan perdido?

No lo veo tanto con nostalgia, sino como una evolución lógica. De alguna manera yo he crecido con las redes sociales también. Quizá ahora están más pensadas y estructuradas en sus mensajes, quizá se haya perdido cierta espontaneidad que sí había en esas primeras redes, pero creo que todas aportan desde distintos lugares. Tanto la palabra como la imagen, lo comunicativo, se han ido adaptando a estos cambios.

¿Qué es lo que más te gusta de los proyectos audiovisuales?

Cuando hace seis años fundé Muy Yeah Films me interesaba fusionar lo creativo del diseño, la narrativa audiovisual y las artes. De alguna manera, esto ha ido tomando forma en los distintos proyectos que he realizado estos años. Destacaría, por ejemplo, la documentación de un ciclo de ‘performances’ en el Museo Thyssen (en la que cada una es distinta a la anterior, y con el público presente). En ‘Visión y Presencia’ el audiovisual es fundamental porque es lo que queda cuando la acción, de un tiempo limitado, acaba.

¿Qué supuso para ti el trabajo para el EIF – Encuentro Internacional Feminista?

El EIF – Encuentro Internacional Feminista lo organizó el Ministerio de Igualdad en la Universidad Complutense en febrero de 2023. Para mí supuso un gran reto, en primer lugar por tener que crear una imagen sobre un concepto que ya tiene una imagen muy definida como es el feminismo, dándole un discurso y una estética nueva, que fuera contemporánea, fresca, pero que al mismo tiempo fuera muy identificativa. Por otro lado, era un proyecto muy grande en cuanto a aplicaciones, por lo que se creó una identidad flexible para dinamizar todas las adaptaciones de una manera muy dinámica.

¿Tu proyecto soñado?

No tengo ningún proyecto soñado como tal, pero si podría decirse que me gustaría hacer algún proyecto de ‘branding’ para museos, o diseño de exposiciones. 

También estoy muy ilusionada con algunos proyectos personales que quiero realizar a medio plazo, como un documental y un fanzine. En ello estoy, ya os contaré…

Entrevista de Silvia Nortes para Ladies, Wine & Design Murcia:
En mi currículum pone que soy licenciada en Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad. En realidad, solo me gusta escribir. Y aprender, claro. Si no aprendes, se te vuelan las ideas. En mi camino en busca de la plenitud profesional he trabajado en radio, comunicación y gabinetes de prensa. Aunque lo que más me hincha el orgullo es que ‘El País’, ‘El Mundo’ y ‘Vice’, entre otros, se hayan interesado en mis ideas. Como periodista ‘freelance’ soy una profesional de la insistencia hasta que consigo que me publiquen. Escribo desde España para ‘Index on Censorship’ y estoy preparando un libro. También me sale genial el guacamole.